Violencia de Género(s) y diversidad(es)

Por: estudiante de Ciencia Política Facundo García/ Lic. en Antropología Marcelo Zelarallán/ Lic. en Psicología Alejandro Viedma.


Sexismo y homofobia
Creemos que el concepto género es central para dar cuenta de las realidades de las minorías sexuales en la medida en que alude a la construcción socio histórica de las categorías mujer y varón, permitiendo problematizar las explicaciones de lo establecido como femenino y masculino por la sociedad a partir de una elaboración social que quiere instalar ciertas conexiones entre la sexualidad y los cuerpos.
A su vez, ayuda a esclarecer las condiciones reales en las cuales se desarrolla la vida de los grupos humanos en función de la variabilidad de las formas de ser hombre y/o mujer, o bien, las múltiples disposiciones de la formación sexo-género que se dan, tales como las personas lesbianas, gays, bisexuales y trans (LGBT).
Los análisis basados en la perspectiva de género privilegian la postura construccionista sustentada en lo simbólico y lo cultural frente a las concepciones esencialistas y/o biologicistas.
La organización social de las relaciones entre los sexos, desde una perspectiva de género, la planteamos en términos de los significados sociales de ser hombre o ser mujer, es decir, de las posiciones desiguales para unos y para otras, relaciones sociales de poder y subordinación producto de un “orden” patriarcal y capitalista cuya figura emblemática la constituye el hombre de clase media, blanco, heterosexual, profesional.
El patriarcado no sólo implica el poder de los hombres sobre las mujeres, sino también una jerarquía entre distintos grupos de hombres y entre diferentes masculinidades.
La puesta en acción de esta lógica de género conduce a la estigmatización de las mujeres que tienen una conducta sexual activa y libre y de los sujetos LGBT que asumen abiertamente su deseo, ya que esos serían rasgos propios de la masculinidad hegemónica
El sexismo y la homofobia son la expresión más negativa y violenta de la lógica de género que se pone en acción desde antes del momento del nacimiento a través de la elección de los nombres, las ropas, las ecografías, el acondicionamiento de la habitación, entre otras actividades, y continúa luego, por ejemplo, en los juegos y objetos infantiles (con roles fijos “para nenas” y/o “para nenes”).
Sexismo y homofobia que no suelen ser vistos como injusticias que implican violaciones a los derechos básicos de las personas, sino que muchas veces aparecen en los discursos como elementos positivos.
Aspectos que adquieren mayor virulencia cuando incorporamos otras variables como la clase social (baja), la edad (mayor), el componente étnico (piel “oscura”), quienes son migrantes de países limítrofes, algún grado de discapacidad física, obesidad, entre otros factores que derivan en una violencia irracional a la cual todos/as estamos expuestos/as.
Es por ello que es necesario que la violencia no se siga desplegando, por lo cual debemos estar atentos/as a su manera de actuar invisible, solapada o escondida, situación que lograremos sólo si cada uno/a de nosotros/as –colectiva o individualmente y desde el lugar que ocupe (mos)- la denuncia, la des-vela, la descubre, la hace consciente para revisarla, confrontarla y finalmente erradicarla.

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